domingo, marzo 20, 2011

MES DE LA MEMORIA: “LOS PUEBLOS QUE SE OLVIDAN DE SU HISTORIA, CARECEN DEL MAÑANA”

Mes de la Memoria
“LOS PUEBLOS QUE SE OLVIDAN DE SU HISTORIA, CARECEN DEL MAÑANA”

(*) Por Diego Mendieta y Gabriela Guerreros

Acuérdense de sus dirigentes que les enseñaron la palabra de Dios; 
miren cómo dejaron esta vida e imiten su fe
Hebreos 13:7 / Biblia Latinoamericana

En el ejercicio de afirmar nuestra identidad como cristianos/as militantes del Evangelio, resulta necesario e indispensable mirar la historia de nuestros/as mártires y de todos/as aquellos/as que desgastaron sus vidas por amor. Ellos y ellas fueron movidos/as por los valores profundamente evangélicos y llenos del Espíritu Santo decidieron encarnarse en su pueblo, compartiendo sus alegrías y tristezas, como lo diría el Apóstol Pablo:”alegrándose con los que se alegran y llorando con los que lloran” (Romanos 12: 15)

Vivieron apasionadamente el proyecto liberador de Jesucristo y se alimentaban de la cotidianidad de nuestros pueblos, caminando las villas y los barrios pobres, optando por ese Jesús que se encarna en lo pequeño, en lo humilde y sencillo, y no en la ostentación o en lo pomposo y superficial.

Sus huellas y el camino que nos abrieron nos hablan de Jesús, del crucificado y del resucitado, de su mensaje pastoral y profético, de su atención y trabajo junto a aquellos/as que siempre fueron olvidados: los nadie, los ninguneados de la historia.

En cada barriada, en cada villa, en cada capilla, en cada templo, en cada centro comunitario, en cada cooperativa, en cada rincón de nuestro pueblo donde ellos y ellas transitaron intentaron y ensayaron el Reino. Estaban convencidos/as de que el Reino que Jesús propuso es posible, y sabían que la pobreza, la injusticia, el hambre y la miseria no son parte de la voluntad Dios, sino herramientas de unos pocos que juegan a ser dioses.

Nuestro modo de ser Iglesia, nuestras convicciones pentecostales paridas desde una teología liberadora, no son cosas inventadas por nosotros/as: sn más bien dicho la continuidad del compromiso histórico con aquellos/as que sufren la injusticia y la opresión; compromiso que tiene su fundamento en Jesús de Nazaret, en la Iglesia del primer siglo, pero que también ha sido continuado y confirmado en diferentes momentos de la historia por mujeres y hombres que decidieron identificarse y empaparse de las realidades de nuestros pueblos.

Si profundizamos en la vida de nuestros/as hermanos/as detenidos/as desaparecidos/as por el terrorismo de estado, y en la de aquellos/as que supieron desgastar sus vidas sin escatimar tiempo y esfuerzo, encontraremos opciones claras y valientes – muchas de ellas costaron la vida misma - , y no sólo los/as encontraremos en las iglesias o lugares litúrgicos sino también en las calles, en las movilizaciones, en las luchas y reivindicaciones concretas de nuestro pueblo, construyendo un mundo nuevo inspirado en el Reino de Dios.

Encontraremos que fueron hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo, de profunda oración, con una fe en acción que hermanaba incluso a quienes decían no creer. Hombres y mujeres de Dios que con su propia vida gritaron a los cuatro vientos que existe otra Iglesia, una Iglesia comprometida que hace la misma opción que Jesús: acompañar a los débiles y no a los poderosos.

En todos los tiempos de la historia estas voces que reprodujeron el mensaje de Jesús fueron perseguidas y silenciadas por los poderes opresores. La cárcel, la tortura y la muerte perseguían su pasos intentando una y otra vez borrar su rastro, ocultar sus escritos, sus poemas, sus canciones, sus nombres. Pero la vida es porfiada, rebelde, y no se deja vencer. El pueblo nunca los dejará morir: escribe en banderas y paredes sus nombres, y camina por las calles gritando sus consignas, porque sabe que los pueblos que se olvidan de su historia de luchas sobrevivirán en un mañana vacio de victorias.

“Con todo, llevamos este tesoro en vasos de barro, para que esta fuerza soberana se vea como obra de Dios y no nuestra. Nos sobrevienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no eliminados; derribados, pero no fuera de combate. Por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona. Pues a los que estamos vivos nos corresponde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra existencia mortal. Y mientras la muerte actúa en nosotros, a ustedes les llega la vida.” (2º Corintios 4: 7-12)

Estimados hermanos/as y compañeros/as: En éste mes de la memoria colectiva, recordemos la vida, el llamado, las opciones de aquellos/as que caminaron amando hasta el extremo poniendo sus vidas en función de la vida, la paz y la justicia. Que viva la memoria de los pueblos, para que viva la sagrada vida que Dios nos regaló a todos/as.


(*) Pastores de la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos…
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Reflexiones - Dimensión de Fe Semanario Oficial de la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos... (Asociación La Iglesia de Dios) Pensamientos Reflexiones y Noticias que abordan temas actuales desde una perspectiva Teológica y Pastoral. Av. Juan B. Alberdi 5250 (Mataderos), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina

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